¡Alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar!
Amado hijo, hoy te revelo el gran milagro del sol. Todos se asombraron por ese gran milagro realizado por el Corazón de mi Hijo, como respuesta a mi petición. Ése gran prodigio se repetirá, y de nuevo la humanidad temblará y muchos caerán de rodillas ante el Nombre de Jesús.
¿Sabes qué significa ese prodigio?
¿Tú sabes por qué el sol giró?
Te lo enseñaré: El sol es signo de la Era Eucarística, es imagen de lo que en la Eucaristía se encierra.
Así como el sol es necesario para la vida, así lo es también el Sacrificio de la Misa.
Es necesario el sol para las funciones básicas de la vida, es también indispensable la Eucaristía para que la vida verdadera en Dios se pueda dar.
¡El sol giró! Porque la Eucaristía gira también en el Corazón de Dios, y hace que rayos de amor y misericordia se derramen sobre la humanidad.
Comprendan el Gran Milagro. El Padre se conmueve ante el gran sacrificio del Hijo en el Sacramento de la Eucaristía. Se asombra el mismo Dios, al mirar a Jesús cautivo en el Sagrario por amor a los hombres. Se acerca el Reinado Eucarístico y será tan palpable que hasta los de más duro corazón creerán.
Vayan amados míos, vayan por la tierra proclamando la Salvación en Cristo Jesús.
Preparen a esta humanidad porque el Reino Eucarístico está muy cerca.
¡Glorias sean dadas al Corazón Eucarístico de mi Hijo Jesús!