¡Alabado sea el Sagrado Corazón de Jesús! No tengas miedo, Yo soy la Madre de la Misericordia, Yo soy tu Madre y te cobijo bajo mi regazo.

No repitan oraciones vocales de retórica humana, sino de gemidos que broten de su corazón, hagan súplicas a la Omnipotencia de Dios.

Dejen que el Espíritu de Jesús les guíe por caminos de vida nueva, en donde Yo vuestra Madre los conduzco de la mano.

Mi Corazón Inmaculado anhela el día de que la Iglesia fundada por mi Divino Hijo, sea una en el corazón; por eso he venido a pedirles que cumplan con lo que les he mostrado, no tengan miedo, Yo vuestra Madre les hablaré al corazón para que sepan que hacer. No sean sordos a las inspiraciones que brotan de nuestros corazones.

Amados corazones, sean uno.

No se preocupen como llevarán a cabo la misión que el Corazón de Jesús les ha encomendado por mi mano, no se angustien. Él se encargará de todo, sólo estén disponibles para actuar cuando Él lo solicite.

Rosas caerán del cielo cuando ustedes, pequeños míos, levanten las manos pidiendo misericordia.

Rosas blancas y rojas serán las que caerán primero, y luego serán las doradas.  Llegó el momento de contemplar orando.

Es deseo de Jesús que conozcan un poco de la Gloria del Reino de los Cielos.

Las oraciones han llegado a mis manos y Yo las he presentado ante el trono de la Trinidad Santísima, y se ha dado respuestas a vuestras súplicas.

No desfallezcan y verán pronto los resultados maravillosos que les esperan.

Amados corazones sean el consuelo de mi corazón y no tengan miedo.

Yo soy vuestra Madre y ustedes son mis hijos predilectos.

Sean uno, tengan un mismo corazón, así como el Corazón de Jesús, mi Hijo, y el Mío, son uno.

Les ama vuestra Madre Celestial; María, la Reina del Cielo por gracia de Dios.