Mi querido y amado protector, a ti te ha encargado Dios la misión de defenderme y guiarme en todo momento, para que regrese con bien a la patria celestial. Por eso, te invoco mi Ángel de la Guarda para que me defiendas de cualquier insidia del enemigo, y que intercedas por mí ante nuestro Señor para que escuche benigno mi oración.

Guárdame de todo mal mi Ángel Poderoso, miembro de los ejércitos celestiales, tú que combates las huestes infernales y me libras de peligros que muchas veces ni me entero, mantente firme cerca de mí, para que mi ánimo no decaiga y comparta la victoria de Jesús sobre el pecado y la iniquidad. 

Gracias mi querido amigo. Juntos celebraremos el triunfo de Dios en el Reino de los Cielos.

Amén.